Jamás en mi vida me senté a realizar, a escribir, una reflexión sobre mi mismo, en este caso particular sobre mi desarrollo y crecimiento en mi propio proceso de escritura de los últimos cuatro meses. No ha pasado mucho tiempo y sinceramente creo necesario un proceso más largo y llegar de esta manera a dar un cambio más que importante en mi proceso de escritura. Me conozco y se que necesito de ese tiempo para cambiar, modificar y desarrollar un proceso en mi vida, sea de escritura o sea de lo que sea.
No obstante, durante estos cuatro meses ha habido en mí una especie de proceso o ciclo de conscientización sobre mi proceso de escritura. Entre muchas cosas descubrí mi verborrea para plasmar en papel ideas quizás más sencillas de las que yo las aparento. Mi utilización de la palabra cómo si fuese el habla. Mi manejo de oraciones extensas que hacen perder la noción de lo que comencé diciendo al comienzo de una oración. Estos tres puntos anteriores fueron para mi un descubrimiento y un desafío a futuro para resolverlos. Pero, también desde la mitad de la cursada en adelante descubrí ciertas cualidades en mi escritura que no conocía. Estas cualidades vienen de la mano de la creatividad para crear historias, cómo lo he hecho en mis cuentos. Sinceramente jamás pensé que podía escribir cosas así. Jamás pensé que escribiría algo que me gustase, crearía un escrito que me diese placer leerlo y además me dejase pensando en ciertas cosas. Lograrlo es la función de un escritor y haber podido acercarme minimamente a eso me pone muy feliz. Quizás mis cuentos puedan plantearse cómo volados, según los comentarios que recibí de mis compañeros cuando se los hice leer. Escuché, “Hermes que te fumaste cuando escribiste eso”, me encantó ese porque me hizo sentir Boudelaire, un escritor de verdad, en referencia a sus Flores del mal. Pero la estructura de dialogo que utilizo en mis cuentos, sin estructura de dialogo, proviene de mi mundo teatral en donde todo es dialogo. Quería contar de esa manera pero de una forma narrativa que solamente hasta ahora se la leí a Saramago en obras cómo las intermitencias de la muerte y La isla sin nombre. Pero las ideas que puedo plasmar en papel a través de esta estructura narrativa vinieron de fuentes oníricas. Si, tengo la costumbre de escribir mis sueños cada vez que me levanto y los recuerdo. Busco anotarlos y luego analizarlos. Esta locura la vengo haciendo desde que cursé Psicología General en la Universidad y descubrí cosas interesantes sobre las pseudociencias cómo el Psicoanálisis. Podría estar descubriendo en este preciso momento que redacto estas palabras, que mi fuente de creatividad es mi vida onírica. Espero descubrir otras a futuro.
Mi ensayo surgió luego de estas experiencias. Tenía que plantearme una problemática, una pregunta que me diera vueltas en la cabeza y que pudiese plantear para pensar sobre ella. Y esa pregunta era por el porqué de la creatividad para crear. Mi pregunta era por la génesis de la creación, casi una utopía sobre el porque de las cosas o la existencia de dios, pero en relación a las creaciones artísticas que tanto nos hacen falta para elevar el espíritu.
Y así nació mi ensayo, que lo escribí con el único objetivo de pensar un poco sobre este tema y crear una idea que nos lleve a pensar por un instante sobre esa chispa de luz, cómo la planteo, que da vida a una obra de arte. No busco para nada hacer teoría o dar cátedra de nada, primero en principal porque soy un estudiante con capacidades de estudiante, en una etapa de descubrimientos y almacenamiento de conocimientos, por lo que no puedo dar cátedra si no se. Pero si preguntarme cosas que me inquietan y andar en la búsqueda de aquellos que puedan contestarme o acercarme a la verdad, si es que existe.
Esa es mi búsqueda, la búsqueda de la verdad a través del conocimiento, de esa chispa de luz, que vaya uno a saber cómo germina y quién, cual o que cosa le da vida.
Estos cuatro meses no fueron un antes y un después en mi vida pero me ayudaron a seguir en esa búsqueda de mi chispa de luz. Ese camino que yo me hago a través de mí con la ayuda de aquellos que hacen a mi entorno de vida y conocimiento.
No obstante, durante estos cuatro meses ha habido en mí una especie de proceso o ciclo de conscientización sobre mi proceso de escritura. Entre muchas cosas descubrí mi verborrea para plasmar en papel ideas quizás más sencillas de las que yo las aparento. Mi utilización de la palabra cómo si fuese el habla. Mi manejo de oraciones extensas que hacen perder la noción de lo que comencé diciendo al comienzo de una oración. Estos tres puntos anteriores fueron para mi un descubrimiento y un desafío a futuro para resolverlos. Pero, también desde la mitad de la cursada en adelante descubrí ciertas cualidades en mi escritura que no conocía. Estas cualidades vienen de la mano de la creatividad para crear historias, cómo lo he hecho en mis cuentos. Sinceramente jamás pensé que podía escribir cosas así. Jamás pensé que escribiría algo que me gustase, crearía un escrito que me diese placer leerlo y además me dejase pensando en ciertas cosas. Lograrlo es la función de un escritor y haber podido acercarme minimamente a eso me pone muy feliz. Quizás mis cuentos puedan plantearse cómo volados, según los comentarios que recibí de mis compañeros cuando se los hice leer. Escuché, “Hermes que te fumaste cuando escribiste eso”, me encantó ese porque me hizo sentir Boudelaire, un escritor de verdad, en referencia a sus Flores del mal. Pero la estructura de dialogo que utilizo en mis cuentos, sin estructura de dialogo, proviene de mi mundo teatral en donde todo es dialogo. Quería contar de esa manera pero de una forma narrativa que solamente hasta ahora se la leí a Saramago en obras cómo las intermitencias de la muerte y La isla sin nombre. Pero las ideas que puedo plasmar en papel a través de esta estructura narrativa vinieron de fuentes oníricas. Si, tengo la costumbre de escribir mis sueños cada vez que me levanto y los recuerdo. Busco anotarlos y luego analizarlos. Esta locura la vengo haciendo desde que cursé Psicología General en la Universidad y descubrí cosas interesantes sobre las pseudociencias cómo el Psicoanálisis. Podría estar descubriendo en este preciso momento que redacto estas palabras, que mi fuente de creatividad es mi vida onírica. Espero descubrir otras a futuro.
Mi ensayo surgió luego de estas experiencias. Tenía que plantearme una problemática, una pregunta que me diera vueltas en la cabeza y que pudiese plantear para pensar sobre ella. Y esa pregunta era por el porqué de la creatividad para crear. Mi pregunta era por la génesis de la creación, casi una utopía sobre el porque de las cosas o la existencia de dios, pero en relación a las creaciones artísticas que tanto nos hacen falta para elevar el espíritu.
Y así nació mi ensayo, que lo escribí con el único objetivo de pensar un poco sobre este tema y crear una idea que nos lleve a pensar por un instante sobre esa chispa de luz, cómo la planteo, que da vida a una obra de arte. No busco para nada hacer teoría o dar cátedra de nada, primero en principal porque soy un estudiante con capacidades de estudiante, en una etapa de descubrimientos y almacenamiento de conocimientos, por lo que no puedo dar cátedra si no se. Pero si preguntarme cosas que me inquietan y andar en la búsqueda de aquellos que puedan contestarme o acercarme a la verdad, si es que existe.
Esa es mi búsqueda, la búsqueda de la verdad a través del conocimiento, de esa chispa de luz, que vaya uno a saber cómo germina y quién, cual o que cosa le da vida.
Estos cuatro meses no fueron un antes y un después en mi vida pero me ayudaron a seguir en esa búsqueda de mi chispa de luz. Ese camino que yo me hago a través de mí con la ayuda de aquellos que hacen a mi entorno de vida y conocimiento.
Hermes Molaro, Diciembre 2008.
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